Jacques Doillon ha creado y dado forma a un elegante biopic sobre el escultor francés Auguste Rodin, mundialmente conocido por ser el autor de ‘La puerta del infierno’, que representaba ‘La divina comedia’ de Dante Alighieri.
Más allá de su obra escultórica, se da una sublime importancia a la relación que mantuvo con su aprendiz, Camille Claudel; de quien se decía que superó al maestro en cuanto a técnica se refiere. Rodin siempre negó tal acusación, pero Camille sembró la duda que ennegreció de cierta forma el prestigio de su maestro.
Rodin llega de la mano de Caramel Films y se presenta como un reto fuera de la sección oficial del Festival de Cannes, pero optando a la Palma de oro. Doillon, director de películas como ‘Un enfant de toi (2012), ‘Raja’ (2003) y ‘El pequeño criminal’ (1990), retrata a Rodin (Vincent Lindon) en una esfera de elegancia y sensibilidad que eleva al artista hasta el éxito.
No obstante, cierto es que el largometraje se centra más en la relación entre Rodin (Lindon) y Camille (Izïa Higelin), dando a entender que de esta relación, ambos artistas crecieron enormemente hasta dejar el legado de sus obras escultóricas. El tratamiento del guion no conlleva grandes giros que hagan saltar del asiento al espectador, ya que es un biopic muy lineal que puede llegar a hacerse un poco pesado.
La repetición inequívoca de secuencias de romance entre Rodin y Camille y posteriormente el perfeccionismo de las obras de Rodin, se suceden sin descanso; por lo que no existe sorpresa ni aparente emoción, al contrario que en la aclamada Loving Vincent (Dorota Kobiela y Hugh Welchman).
La interpretación del elenco no deja nada que desear, con un Vincent Lindon superior, al igual que Izïa Higelin, quien aporta la expresividad y la explosión de sentimientos dentro de una relación ‘tormentosa’ enfocada en la creatividad artística. Esta relación está, en parte, condicionada por Rose Beuret (Séverine Caneele), la comprensiva ‘mujer’ de Rodin, aunque éste era un mujeriego de pura cepa y realmente no pareciese amar a ninguna de las mujeres que le rodeaban. Aparecen también, de forma esporádica, figuras artísticas y literarias como Rainer María Rilke (Anders Danielsen), Claude Monet (Olivier Cadiot) o Paul Cezanne (Arthur Nauzyciel), que aportan una mayor credibilidad al relato, aportando su granito de arena al trasfondo del arte en el siglo XIX.
La belleza de esta película reside en sus imágenes perfectamente iluminadas con un claroscuro que bien podría proceder de un cuadro del mismo siglo en el que se desarrolla la historia. Pero en cuanto a argumento y atracción de la historia por parte del espectador, deja bastante que desear. No por ser un biopic, sino por la forma de tratarlo.
Un punto a favor de Jacques Doillon y su Rodin, es la falta de sentimentalismo al final de la película, ya que al ser un biopic, bien podría terminar con la trágica muerte del aclamado artista bohemio. Sin embargo, este elegante filme francés concluye con la figura de Monumento a Honoré de Balzac, repudiado en su época y posteriormente enaltecido, en el marco del Museo Hakone al aire libre (Japón).
Rodin se estrena el 24 de agosto, distribuida por Caramel Films.