Carmen es una adolescente gitana que vive en el extrarradio de Madrid. Al igual que otras gitanas, está destinada a vivir una vida que se repite generación tras generación: casarse y criar a tantos niños como sea posible. Pero un día conoce a Lola, una gitana poco común que sueña con ir a la universidad, dibuja graffitis de pájaros y es diferente. Carmen desarrolla rápidamente una complicidad con Lola y descubre un mundo que, inevitablemente, las lleva a ser rechazadas por sus familias.
Carmen y Lola, dirigida por Arantxa Echevarría, llegará a nuestras pantallas el próximo 7 de septiembre de la mano de Super 8. La película, que tuvo su estreno mundial en la Quincena de realizadores del Festival de Cannes de este año, está protagonizada por las debutantes Zaira Romero (Lola) y Rosy Rodríguez (Carmen). Solo dos actores profesionales forman parte del reparto formado por 150 gitanos seleccionados en un casting que duró más de 6 meses.
En Carmen y Lola nos encontramos ante una historia de amor que facilmente puede verse en la vida real, independientemente de qué etnia sea tu familia. Una historia de amor que ha conseguido cautivarnos por la naturalidad de todos sus actores y por la forma en la que se desarrolla una historia de amor universal, en la que nos dejan claro que el amor siempre va a ser amor, independientemente del género de tu pareja o de lo que diga tu familia. El «que dirán» es algo que podemos contemplar durante todo el largometraje y es admirable la forma en la que nuestras protagonistas consiguen apartar eso para dejarnos ver su lado más humano, su lado más inestable e incluso un lado que no querríamos ver.
Es sencillamente admirable la forma en la que todos los personajes consiguen hacernos sentir una cosa distinta: dulzura, amor, rabia, enfado. Y es aún más admirable que, siendo la ópera prima de su directora y el primer trabajo del 99% de los actores que participan en el filme, sean capaces de trasmitir tanto en una historia tan dura y tan dificil de sobrellevar para los personajes.
La cinta, con una duración de algo menos de dos horas, consigue seguir un curso agradable sin hacerse excesivamente larga ni excesivamente corta, siguiendo así un ritmo decente. Durante este ritmo se intercalan tanto escenas de amor como escenas de puro drama en las que su dureza me llegaron a poner los pelos de punta.
Sin duda esta historia consigue mostrarnos el amor más sencillo, más puro y nos deja claro que no importa el sexo de dos personas si estas deciden estar juntas. Gitanas y lesbianas: su amor tiene el mismo derecho a ser expuesto en el cine que el de los demás.
About Irene Ruiz
Directora de Guarida del 7º Arte. El mundo cultural me apasiona, por lo que escribo sobre ello. Seriefila y cinefila a partes iguales.