La nueva serie documental de la plataforma americana Netflix llegó a nuestras pantallas el mes pasado, y durante todo este tiempo ha estado cautivando a todo aquel que haya destinado las más de 6 horas de duración a su visualización. Con los hermanos Way a los mandos de la dirección (Chapman y Maclain), y con el tercero en discordia de la familia en el apartado musical (Brocker Way), nos traen la historia, posiblemente más surrealista de la historia americana de las últimas décadas.
Ambientada en su gran parte en los EE.UU., la narración comienza con los inicios predicadores del que más tarde va a ser conocido como Osho. Considerado como orador, místico, filósofo,… en definitiva, gurú de ascendencia India, comenzó como guía espiritual, en el sentido más profesional de la palabra, en la ciudad hindú de Pune, en 1974, donde creó un ásram, lugar de meditación y de enseñanza tanto de la cultura como de la religión hindú. A los pocos meses, Osho había conseguido llenar el lugar de occidentales (en su mayoría), pero también de público de todos los rincones del mundo. Aunque parezca que esto es el principio, hay que abstraerse unos años atrás más. El momento clave de toda esta historia es en 1970, cuando conoció a la que iba a ser su mano derecha: Ma Anand Sheela. Ya desde el principio se nos presenta una mujer de fuerte carácter, criada en un mundo patriarcal, y obligada por la fuerza a saber sobrevivir por su cuenta, cuidando por el camino a todo aquel que le rodee. Cabe destacar, que a pesar de este aura de buena samaritana, era una enemiga temible para todo aquel que la llevase la contraria, como bien comprobaron los habitantes del pueblo de Oregón, Antelope.
Pero volviendo a Osho, o su nombre por el que más se le conocía antes de su fallecimiento, Bhagwan Shri Rashnish, encontró en el capitalismo (matiz que la serie no menciona) el principal pie de apoyo que le hizo alcanzar las cotas inimaginables que se le adjudicaban. A base de las técnicas más mundanas del marketing, supo vender su imagen, ya sea a través de la propagación de su religión, y de su forma de vida, propensa a la libertad de sexo (muerte del matrimonio), y a multitud de libertades a grandes rasgos. Pregonaba que cada individuo, engañado por religiones y Dioses falsos como el cristiano, Alá, o Buda, debía dejar atrás todos estos falsos conocimientos, y arrancarse las cadenas de las sociedades de las que provenían, las cuales les cosificaban. Este discurso, analizado omitiendo las trazas religiosas, no es distintos al discurso de cualquier líder carismático, ya sea Hitler, Hugo Chavez, o incluso Pablo Iglesias, aunque parezca fuerte la comparación. Todos ellos han utilizado en su discurso el reclamar a la sociedad, hastiada por las acciones de generaciones elitistas anteriores, que se alcen y rechacen lo establecido, que no tienen por que someterse a las cadenas de la sociedad de su época. Todas estas almas perdidas iban a encontrar en Bhagwan su salvador, rememorando el ideal romántico.
Relación Bhagwan-Sheela
‘’Vi aquella sonrisa y aquellos brazos abiertos y me lancé a sus brazos. Mi cabeza se fundió, en ese preciso instante si la muerte hubiese venido a llevarme la habría aceptado’’. Con estas palabras describió Ma Anand Sheela su primer encuentro con el líder espiritual (encuentro que se dio gracias a los padres de ella, los cuales auguraban que estaban hechos el uno para el otro), y que iba a marcar el inicio de una relación que no terminó de ser un camino de rosas, sobre todo al final de la vida de Bhagwan. Sheela, de fuerte presencia, a pesar de su baja estatura y de su edad, nos recibe a todos los espectadores en su casa en algún rincón remoto de Alemania, país al que se vio obligada a emigrar una vez finalizó su condena por el mal final que llegó a tener con los seguidores de Osho.
No podemos considerar que fuese una mujer infiel a Bhagwan, ya que nunca testificó en contra de él, ni vertió injuria alguna, cosa que él si que hizo cuando Sheela abandonó la comuna, cansada de la batalla con la justicia americana, y cansada en gran parte también de él. Argumentaba que había perdido en norte, que se había desviado del camino, y que lo que se estaba haciendo en la comuna poco tenía que ver con la idea principal que Sheela tenía. Uno de los puntos que más se especula en el documental es la continua compra de Rolls-Royce, llegando a acumular decenas y decenas de ellos.
La clave del mantenimiento de la comuna radicaba en el capital, y ese fue el apartado que manejó Sheela desde el principio hasta que abandonó la comuna a mediados de 1980. La forma de inscribirse en dicha comuna era simple: le otorgabas a Bhagwan tus ahorros personales, y el te aseguraba y te garantizaba no solo la felicidad de la que te había privado la sociedad, sino formar parte de la creación de un nuevo hombre, un nuevo ser humano. Cual ovejas en un rebaño, los fieles iban llegando en masa a Pune, lo que se traducía en un aumento considerable de las arcas de los rajnishes (término por el que se les conocía a los seguidores de Bhagwan).
Comienzo del sueño americano
La utopía en la India no tuvo una larga vida. Después del intento de asesinato de Osho, Sheela puso en marcha la maquinaria para analizar cuales iban a ser los pasos a dar para mantener viva la llama del gurú hindú. Y de un día para otro, al igual que apareció y llego a ser uno de los personajes más destacados de la década en el marco religioso y filósofo, despareció, dejando huérfanos a los miles de rajnishes que se habían sumado al proyecto espiritual. La perplejidad fue latente; más todavía cuando se descubrió el nuevo destino de Bhagwan: los EE.UU. Por la elección, dejan claro que no fue decisión de un día, fue el final de un trabajado estudio de la legislatura americana, la cual es de las más flexibles en materias de religión, algo que se encuentra en clara discordancia con el pensar del pueblo norteamericano.
Los telediarios americanos abrieron con la noticia de que el llamativo gurú Bhagwan había aterrizado en Oregón, acompañado por un centenar de feligreses, que había realizado la compra de un rancho en la región de Antelope. A partir de este momento, se pusieron manos a la obra y empezaron a construir la que en un futuro se iba a conocer como Rajnishpuram. En este momento se dilucidó la razón por la que habían elegido este país en concreto: la legislación nacional establece que si un conjunto de un total de 100 personas, deciden fundar una ciudad, están en su derecho. Y así paso: se celebraron elecciones, se armó un cuerpo de policía local, se crearon las instituciones pertinentes, se crearon campos de cultivo para autoabastecerse, laboratorios, espacios dedicados para la meditación,… todo lo necesario para sacar adelante el proyecto de crear desde 0 una ciudad. Ya desde el principio contaron con el rechazo de los habitantes del pueblo de Antilope, los cuales rechazaban la manera de ver y de entender la vida que propagaban estos vecinos inesperados. Como bien se va a comprobar en todos los capítulos de esta serie documental, ambos bandos son de la clase de personas que deciden apagar un fuego echando más gasolina a él; y desde los primeros años de la década de los 80, hasta el 1985, año en el que se desmembró la comuna, el conflicto va a ser latente durante todo este periodo: desde la compra masiva de propiedades para así poder hacerse cargo del pueblo de Antilope, hasta ser acusados de envenenamiento en masa, calificado en esos años como ‘’el mayor acto de terrorismo contra EE.UU.’’; incluso fueron acusados también de intento de asesinato.
La historia ha tendido a demonizar la figura de Sheela y de sus personas de más confianza dentro de la comuna como Ma Shanti Bhadra, mostrándolas como la cabecillas de toda esta rama criminal. Teniendo en cuenta que se declararon culpables de todos los delitos de los que se les acusaba, cabe destacar que ellas no eran las personas que dirigían la comuna, y que esa responsabilidad siempre recayó sobre Osho, quien en la sombra, hilaba todos los tejemanejes y dictaba los pasos a dar en la ciudad.
Una historia en la que no faltaron presencias de figuras de gran relevancia mundial, como el fundador de la empresa deportiva Nike, Bill Bowerman; o incluso la exmujer de uno de los productores de la película ‘’El Padrino’’ (Francias Ford Coppola, 1972), Françoise Ruddy, y de la que podemos disfrutar desde el 16 de marzo del 2018 en la plataforma Netflix.
Lo mejor: La gran documentación y calidad del material de la época, y la manera de conducirlos durante todo el metraje. Nos deleita con un gran reflejo de la historia, y con un potente impacto visual.
Lo peor: El fin de la serie coincide justo con el seguramente capítulo más flojo de la temporada, destinado a cerrar todos los asuntos pendientes que podían quedar de capítulos anteriores.
Trailer de la 1ª temporada: