Otra gran obra de Christopher Nolan
Origen (2010) narra la historia de Cobb, un especialista en extraer sueños para conseguir ideas del subconsciente. Un conflicto con otro personaje le obliga a enfrentarse a una misión en la que el proceso va a ser totalmente invertido. En esta ocasión deben insertar una idea dentro del subconsciente del heredero de un importante imperio.
La película, que ya ha tenido mucho éxito en todos los públicos, consigue dejar al espectador en un estado de incertidumbre constante. El cierre con el que concluye la trama principal, ha sido de los más discutidos en la historia del cine.
El filme ha conseguido un trabajo brillante combinando todas sus variables técnicas y estéticas para conseguir un resultado más que satisfactorio. Tanto es así, que la cinta ha sido nominada en numerosas categorías en los Oscar e incluso ha conseguido la «estatuilla» en alguna de ellas. Destaca su espectacular fotografía y la edición de sonido y efectos especiales.
La historia de esta película se ha llevado a cabo a través de tres puntos claves por los que irá girando la narrativa y que, en conjunto, proporcionan una dinámica que atrae al espectador.
1. Tiempo y espacio
La construcción de estas dos variables resulta fundamental para situar a los personajes en todo momento. El tiempo sirve como método auxiliar para justificar las acciones en diferentes niveles de sueño y esto se va a reflejar en numerosas ocasiones. Los espacios sirven como unión perfecta de ubicaciones totalmente distintas que serán características de cada nivel.
La primera vez que vemos a los personajes generar un espacio in situ es cuando Ariadne tiene su primera clase de sueños compartidos con Cobb. La arquitecta se encuentra diseñando laberintos y jugando con las leyes físicas del escenario cuando de repente consigue poner un espejo frente a otro, creando así, la perspectiva de un camino infinito de reflejos de Cobb como símbolo del germen característico que se va reproduciendo durante toda la película (frame 1).

Tras esto, empieza una dura misión en la que se van creando los diferentes espacios de sueño como son: la ciudad, el hotel, el paisaje nevado, el mundo de Cobb y Mal y el limbo donde está Saíto. Uno de los momentos clave para mostrar la importancia de estos espacios se crea a partir del descenso onírico que hace Ariadne desde el mundo de Cobb y Mal hasta el avión, pasando por todos los niveles.
El tiempo se ve ejemplificado con la explicación de cómo transcurre el mismo en cada espacio. Al principio ya se nos da un indicador de la diferencia del tiempo onírico: cinco minutos reales equivalen a una hora en el sueño. Más tarde se va viendo cómo en numerosas ocasiones se aplica esta dinámica para entender la diferencia temporal en los niveles. La mejor manera de poner ejemplo a este uso del tiempo resulta ir compaginada con la utilización del mismo en la narración de la historia, ya que, en el primer nivel, vamos a ver continuamente una furgoneta que desciende en cámara lenta como símbolo de la diferencia en cuanto a la percepción del tiempo de cada nivel.
2. Amor como obsesión
Resulta quizá el factor más influyente en la trama, puesto que ese continuo pensamiento obsesivo de Cobb va a ir condicionando cada una de las acciones que transcurren tanto en su vida personal como en la misión grupal. Se muestra la historia amorosa utópica de dos enamorados que quieren tener un espacio para ellos solos y vivir allí eternamente, pero también se enseña la desesperación de él por mantenerla con vida cuando solo existe en sus pensamientos. Existe una contraposición de amor por pasión y amor por falta.
Cada vez que recuerda esos momentos con ella, el corte es limpio y silencioso para indicar que se trata de un pensamiento guardado en su más profundo interior. La misión de Origen que hace el equipo, también supone la misión individual de Cobb. Su objetivo personal es llegar a ese punto de redención donde poder perdonarse a sí mismo y despedirse definitivamente de ella. Las últimas palabras que le dedica son: «Te echo de menos más de lo que puedo soportar. Tuvimos nuestro momento y tengo que dejarte marchar». Sin embargo, parece que no la acaba de olvidar del todo o al menos no es esa su última despedida, ya que, en la escena final donde se reúnen él y Saíto, acaba diciendo unas palabras que parecen ir dirigidas hacia ella (frame 2): «Este mundo no es real. Vuelvo para que podamos volver a ser jóvenes los dos».

3. Ficción y realidad
Por último y no menos importante, vemos la dicotomía que existe entre ficción y realidad y que se mantiene presente durante toda la narrativa. La mejor manera de reflejar la tormentosa idea de no saber si se está despierto o no, es a través de los tótems. En la primera parte de la película y tras haber trasteado con los sueños, se ve a Cobb haciendo girar una peonza que le revelaría si sigue durmiendo o no. Un montaje por posición de él mirando a la peonza, permite esa contraposición que crea un momento de espera que por instantes parece eterno. Esta peonza es la que más tarde va a crear esa pregunta que el espectador se hace tras finalizar el filme: ¿Está soñando? (frame 3).

El director ya reveló en una entrevista a The Guardian en 2015 que en realidad Cobb ya estaba con sus hijos y no le importaba si la peonza seguía girando o no. Con ello se pretende hacer una declaración de intenciones: todos los niveles de realidad son válidos y la realidad es subjetiva. Durante la película ya se muestra como determinadas personas acuden a un sitio específico a donde soñar como único encuentro con su realidad. Sin ir más lejos, es Cobb quien inyecta una idea radical en Mal sobre que ese mundo en el que vivían no era real y que necesitaban morir para poder despertarse. Esto es lo que hace que Mal tenga esos pensamientos radicales de cuestionarse continuamente la realidad en la que vive, provocando así su suicidio.
Reflexión final
En conclusión, la historia juega con variables reales como son el tiempo y el amor pero construye escenarios ficticios. La película consigue entrar en nuestra cabeza como si fuéramos una especie de Fischer y pone en duda nuestra propia realidad. En los últimos segundos del metraje se ve el título de la película acompañado por unos trombones en volumen creciente como si se nos quisiera despertar… ¿y si este mundo no es real?