Icono del sitio Guarida del 7º Arte

¿Por qué nos gustan los personajes tóxicos en la gran pantalla?

Hace unos años en un programa de televisión al estilo “chester”, escuché al presentador decir “se puede ser un cabrón y caer bien”, y acto seguido coloco de ejemplo al carismático (pero cabrón) Doctor House. Esto me hizo reflexionar sobre esa gran cantidad de personajes, que en la vida real se harían insoportables, pero que sin embargo en la gran pantalla los toleramos e incluso amamos.

Y no vengo a hablar precisamente de villanos (los cuales me resultan mucho más atractivos que los héroes), vengo a hablar sobre porque existe esa tolerancia y porque no traspasa la pantalla.

La primera respuesta es más que obvia, lo que vemos en la gran pantalla es ficción, o por lo menos no es una realidad que nos toque de cerca… ¿O sí?

Cuando me puso a elaborar la reflexión que ha desembocado en este artículo uno de los primeros personajes que pasaron por mi cabeza fue Barney Stinson, el mítico personaje de Cómo conocí a vuestra madre. Básicamente porque es mi personaje favorito en la serie, y a la vez es de esas personas que odio en la vida real.

Neil Patrick Harris daba vida a Barney Stinson en Cómo conocí a vuestra madre

He perdido la cuenta de cuantos Barney me he encontrado en la vida, y cuantas veces he criticado su actitud machista y misógina, y no, no es que Barney sea más gracioso, de hecho, es el típico personaje del cual se copian todos los machitos, y por lo tanto los chistes son los mismos.

Entonces, ¿De dónde sale esta aceptación?

Llegar a una conclusión no creo que sea mi objetivo, si no más bien invitar a la reflexión sobre la tolerancia. Supongo que el hecho de marcarlo como personaje de ficción nos valida para que nos caiga bien, y de verdad, que ojalá no fuera así, pero se me hace inevitable.

Pero obviando personajes simpáticos y graciosos, y pensando en esos verdaderos cabrones como el Doctor House, es aquí donde me encuentro en una encrucijada.

¿Por qué me cae bien?

Podría intentar justificarme y hablar de que es un personaje que sufre y que hay mucha humanidad en él, pero no deja de ser un tipo que no toleraría ni un segundo en la vida real.

Y es entonces, cuando he ido hasta 1941, a la mítica cinta de “Ciudadano Kane”, y puede que aquí haya encontrado la respuesta que más acepto.

Kane es el típico señor que me caería francamente mal, no soporto la idea de alguien así, pero en cambio, en esa época era prácticamente un referente en la vida, un modelo americano y uno de esos hombres que todos amarían, cosa que ahora sería intolerable (por lo menos para la mayoría de la población).

Y es tras este pensamiento donde ha empezado mi epifanía. ¿Puede que me gusten esos personajes porque no dejan de estar socialmente aceptados por la mayoría? ¿Por qué su machismo es un machismo tan común que incluso llega a no verse todo lo tóxico que es?

Sí, me gusta esa respuesta, me gustan los personajes porque la sociedad sigue aceptándolos, y no digo que esto este bien, digo que se me hace imposible odiarlos, como si me pasa con personajes de años atrás.

Espero que en unos años se dejen de presentar estos personajes como los simpáticos referentes a los que seguir, que incluso con mano dura se conviertan en unos villanos que nos pueden gustar, pero sepamos que lo que hacen está muy mal.

Y tampoco pretendo convencer a nadie de esta reflexión, de hecho mi único objetivo es plantear que debe haber una reflexión sobre esto, no pretendo venderte mi verdad, ni mucho menos que compartas este artículo con la única intención de subrayar todo lo que digo.  

About Àlex Brandia

Dedico mi vida al cine, no valgo para otra cosa. Director, guionista y productor de cine independiente en construcción.

Salir de la versión móvil